martes, 16 de septiembre de 2014

Invocando al ser luminoso

El chico de la raza perdida portaba la varita blanca de la leyenda. Nadie sabía de dónde venía no por qué había aparecido allí ante ellos. Había en el un aura atemporal. Tal vez por esos ojos de deslumbrante dorado o por su gesto tranquilo a pesar de su repentina aparición. Tal vez el fuera la clave. Tal vez el completara el puzzle. Tal vez el fuera la pieza mágica de la que hablaban los oráculos.


3 comentarios:

  1. ¡GENIAL!

    Me encanta como te han quedado las sombras y las luces, muy naturales y realistas n__n

    ... y la nueva cabecera de tu blog es ... tenebrosamente fascinante

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  2. Juan: Gracias!! Ciertamente puse especial interés en las luces y sombras de este dibujo y me alegro que sean las que te hayan llamado la atención. ;)

    Quini: ¡Muchas gracias por pasarte! Me alegro de que ambos te gusten!

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