domingo, 2 de febrero de 2014

Entre fantasmas y oscuridad

Era un niño valiente, muy valiente, y tenía que demostrar que no tenía miedo de nada. Por eso entró en el bosque del que todos huían. Y caminó bajo los árboles de troncos oscuros y ramas quebradizas, caminó sobre las malas hierbas y el barro, apartó con sus manos las telarañas que cubrían los huecos entre las hojas marchitas. Sólo era un bosque, un bosque feo y lúgubre pero sólo un bosque. No había nada raro, no había animales, ni sonidos, ni pájaros, ni viento, ni brisa, ni nada... Sólo era un bosque feo, el niño no tenía miedo; a pesar de que no había marcado el camino de regreso, a pesar de que la noche caía sobre él sin que se diera cuenta, a pesar de que aquel silencio fuera realmente escalofriante. No tenía miedo, sólo era un bosque feo, un bosque feo, sólo un bosque feo, no tenía miedo. Pero algo dentro de él comenzaba a inquietarse, algo dentro de él quería avisarle, decirle que volviera, pero no tenía miedo, era valiente y no quería tener miedo.  Así que no veía los ojos rojos que le observaban desde las ramas de árboles, no veía las sombras de otros niños valientes atrapados en el bosque, no escuchaba el chasquido de los colmillos ocultos entre la maleza.

 No vio los ojos rojos en la sombra hasta que fue demasiado tarde.


6 comentarios:

  1. Joder, si el relato es bueno, el dibujo es aún mejor.

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  2. Como la valentia se vuelve estupidez y si algo que escasea son las segundas oportunidades a los estupidos. Buen relato y el dibujo se lo merece.

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  3. El dibujo acojona, cuando los niños son los protagonistas de este tipo de historias le dan un toque especial.

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  4. Buen relato, lleno de matices y abierto a múltiples interpretaciones. Estupendo también el dibujo.

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  5. Yiak, estas por facebook? Ya tenemos facebook oficial

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  6. Quini: Me alegro mucho de que te gusten ambas cosas, y por cierto, si que ando por face, ya miraré lo de Reunión :)

    Ramón: Es muy común confundir ambos términos y el miedo a ser cobardes nos convierte en estúpidos.

    Genocide: La verdad es que tienes razón, los niños siempre provocan más ternura

    Anónimo: Gracias por comentar :)

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